En mi visita inaugural recorri desde el centro, en dónde había una corriente de fría agua a modo de barrera hasta la proa, allí los amasijos metálicos convertidos en una amalgama sobresalen de los restos como agujas punzantes; entre éstos varios meros y algunos preciosos cabrachos que daban la nota de color.
No cabe duda de que es un pecio muy fotogénico, por las cuadernas erguidas envueltas de vida; en diferentes épocas del año el pecio recibe la visita de muchas variedades de peces. Los más conocidos son los espetones residentes que forman bancos circundantes sobre el pecio; hoy tan sólo ví tres ejemplares aunque mis compañeros si los hallaron.
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