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Llegó la hora de la segunda inmersión y a pesar de mis dudas, buceé de nuevo el Salem Express.
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Claramente, las fotos quedarían para otra ocasión.
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Al fijarme un poco, de nuevo la cabeza comenzó a funcionar, el equipaje había sido saqueado, bultos y maletas abiertos aparentemente a golpe de navaja; entre los restos ví un pequeño triciclo, tenía las ruedas de color verde, cerca una bolsa abierta y ropa infantil esparcida.
"¿Que c*j**es hacemos aquí?" pensé.
La inmersión continuó, ascendimos y pasamos al restaurante de abordo; un lugar más curioso puesto que las mesas están en la pared lateral al igual que los taburetes.
Para entonces ya volvíamos a ser muchos en el pecio, había muchos buzos con equipos técnicos, bibotellas, sidemount e incluso varios Rebreathers, gente aparentemente muy equipada para nosequé exactamente.
El humor me cambió por suerte cuando ví algunas escenas ridículas ante mis ojos, una pareja que iba muy equipada dentro del restaurante intentó salir por la única ventana que aún tenía cristal, el porrazo fué casi más tremendo que el susto, más adelante un tipo equipado con sidemount estaba atascado en una escotilla; precisamente el Sidemount es para evitar estas cosas.
Y una vez en el exterior ví peces, muchos peces, algo de vida entre aquella tristeza.
La segunda parte de la inmersión estuve mejor, pero salí del agua con unos sentimientos muy confusos; había sido uno de los pecios más impresionantes que había buceado y tenía ganas de muchísimo más, ya que fotográficamente es un sitio superinteresante.
Y, por el otro lado la conciencia me decía que no deberíamos estar husmeando ahí abajo; que era una ofensa a los fallecidos, que pensarían los familiares de los difuntos al vernos practicando actividades de ocio en el lugar dónde perdieron la vidas tantos de sus seres queridos.
Con total sinceridad, no sé si volvería a bucear el Salem Express.
Para entonces ya volvíamos a ser muchos en el pecio, había muchos buzos con equipos técnicos, bibotellas, sidemount e incluso varios Rebreathers, gente aparentemente muy equipada para nosequé exactamente.
El humor me cambió por suerte cuando ví algunas escenas ridículas ante mis ojos, una pareja que iba muy equipada dentro del restaurante intentó salir por la única ventana que aún tenía cristal, el porrazo fué casi más tremendo que el susto, más adelante un tipo equipado con sidemount estaba atascado en una escotilla; precisamente el Sidemount es para evitar estas cosas.
Y una vez en el exterior ví peces, muchos peces, algo de vida entre aquella tristeza.
La segunda parte de la inmersión estuve mejor, pero salí del agua con unos sentimientos muy confusos; había sido uno de los pecios más impresionantes que había buceado y tenía ganas de muchísimo más, ya que fotográficamente es un sitio superinteresante.
Y, por el otro lado la conciencia me decía que no deberíamos estar husmeando ahí abajo; que era una ofensa a los fallecidos, que pensarían los familiares de los difuntos al vernos practicando actividades de ocio en el lugar dónde perdieron la vidas tantos de sus seres queridos.
Con total sinceridad, no sé si volvería a bucear el Salem Express.
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