Llegó la hora de la segunda inmersión y a pesar de mis dudas, buceé de nuevo el Salem Express.
Los demás barcos venidos desde
Safaga se habían ido y aparentemente teníamos el pecio para nosotros aunque en cuestión de 5 minutos eso cambió y de nuevo estabamos rodeados de barcos llenos de submarinistas equipándose.
Habíamos programado la penetración al barco como segunda inmersión; iríamos en fila y ordenados. A la hora de entrar a la bodega había llegado a la mitad del grupo y sabiendo de las
dificultades para fotografiar en un entorno así a causa del
aleteo y los movimientos de los buzos; me colé, pasé de los primeros del grupo aunque a la segunda foto ya me habían adelantado todos mis compañeros de inmersión; otra vez a la cola del grupo me encontraba buceando entre una nube de
sedimento en suspensión; intenté recolocar el flash, orientarlo de la manera que iluminara la menor cantidad de polución y mientras jugaba y experimentaba con el brazo del
Flash llegó el segundo grupo, y a lo lejos se reconocía otra docena de focos, el tercer grupo esperaba para pasar a la bodega.
Claramente, las fotos quedarían para otra ocasión.
El primer tramo que buceamos estaba repleto de equipaje, bultos embalados, mantas, bidones, herramientas y todo tipo de enseres; más adelante unos coches y una tractora; fotografié algunas cosas con poca fortuna y falta de tiempo; el grupo que venía tras de mí me achuchaba.
Al fijarme un poco, de nuevo la cabeza comenzó a funcionar, el equipaje había sido saqueado, bultos y maletas abiertos aparentemente a golpe de navaja; entre los restos ví un pequeño triciclo, tenía las ruedas de color verde, cerca una bolsa abierta y ropa infantil esparcida.
"¿Que c*j**es hacemos aquí?" pensé.
La inmersión continuó, ascendimos y pasamos al restaurante de abordo; un lugar más curioso puesto que las mesas están en la pared lateral al igual que los taburetes.
Para entonces ya volvíamos a ser muchos en el pecio, había muchos buzos con equipos técnicos,
bibotellas, sidemount e incluso varios
Rebreathers, gente aparentemente muy equipada para nosequé exactamente.
El humor me cambió por suerte cuando ví algunas escenas ridículas ante mis ojos, una pareja que iba muy equipada dentro del restaurante intentó salir por la única ventana que aún tenía cristal, el porrazo fué casi más tremendo que el susto, más adelante un tipo equipado con sidemount estaba atascado en una escotilla; precisamente el
Sidemount es para evitar estas cosas.
Y una vez en el exterior ví peces, muchos peces, algo de vida entre aquella tristeza.
La segunda parte de la inmersión estuve mejor, pero salí del agua con unos
sentimientos muy confusos; había sido uno de los
pecios más impresionantes que había buceado y tenía ganas de muchísimo más, ya que fotográficamente es un sitio superinteresante.
Y, por el otro lado la conciencia me decía que no deberíamos estar husmeando ahí abajo; que era una ofensa a los fallecidos, que pensarían los familiares de los difuntos al vernos practicando actividades de ocio en el lugar dónde perdieron la vidas tantos de sus seres queridos.
Con total sinceridad, no sé si volvería a bucear el Salem Express.