No recuerdo la última vez que hice una inmersión en un nuevo punto de buceo, y precisamente eso ya es suficiente para darle algo de emoción a la buceada pues aporta el factor de exploración y aventura, de encuentros inesperados que hace tiempo perdí buceando en Menorca.
Esta mañana conocí por vez primera una cueva de la que había escuchado hablar en varias ocasiones, se trata de un lugar que me sorprendió desde el principio. Fondeamos en una cala de fondo rocoso, casi inmediatamente, y a una cota inesperada comienzan aparecer las Gorgonias Blancas, las mas saludables que ví en el último año.
El interesante paisaje formado por grandes bloques rocosos y una escarpada pared nos lleva hacia una oscura entrada.
La cueva con una gran entrada, mas bien estrecha y muy alargada se abre sobre un fondo arenoso con grandes rocas salientes. En su interior una combinación de corrientes hace que la temperatura pase repentinamente de 27 a 20 grados. Las paredes oscuras, como en la mayoría de cavernas con agua dulce se encontraban despobladas por lo general y sólo era visible alguna esponja o algún crustáceo atrevido (camarones y quisquillas).
La cueva se bifurca, ambos brazos poseen una cámara de aire accesible para los buceadores.
En el interior, dos grandes Congrios y algunas Brótolas fueron junto a los crustáceos los únicos avistamientos.
De regreso a la barca varios meros y algunas Morenas fueron asomando de de las piedras y la pared.
En resumen una recomendable inmersión.
viernes, 24 de agosto de 2012
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