Los lectores habituales (si es que los hay!) ya sabrán que cuando el mar no permite bucear en la costa sur, la zona de Cala Morts se convierte en refugio del buceador por su fácil entrada de infantería.
En la época estival Menorca sufre todo tipo de excesos; pero lo de hoy ya es rizar el rizo.
Llegué el primero, aparqué, monté mi equipo y admiré la procesión de vehículos y buceadores; aprecié cómo en poco tiempo se juntaron unos 30 buceadores en el aparcamiento; y no es de extrañar que los vecinos se mosqueen pues algunos ocupan la calzada, las aceras, las paredes incluso invaden parte de los jardines; yo también me enfadaría!
Al iniciar la inmersión optamos por variar el recorrido intentando evitar los grupos, y llegar a la caverna antes que se inicie la gran polvareda con los multiples aleteos, lo conseguimos pero obviamente duró poco pues los demás también venían con ganas de explorar la cueva.
Debo reconocer que los grupos de buceo en los centros van demasiado de la mano para mi gusto, a la vez que muy posiblemente los que buceamos por libre vamos más dispersos y separados de lo que debiéramos.
Dentro, los grupos torpedeaban velozmente de una a otra parte, juntitos, guiados por un molesto y contínuo cascabel submarino. Y cuando menos me lo esperaba uno de los guías me cegó con su foco, creo que quiso verme la cara, acto seguido el segundo buceador del grupo repitió la jugada, el tercero me pateó con sus aletas y el cuarto me empujó quitándome de su camino.
Entonces mi compañero decidió indicar muy astuzmente con las manos la señal internacional de "vamonos de aquí de una puñetera vez, esto es un infierno!".
En cuanto a fotos, aquí os dejo una serie de diferentes ejempalres de Hypselodoris, estos nudis abundan y son muy populares dentro de la caverna. Además pudimos ver una langosta, brótolas, crías de corvina y los pececillos habituales en el entorno de la caverna.
martes, 23 de agosto de 2011
La caverna a rebosar
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