De nuevo estuvimos en las cuevas del sur de la isla, hoy coincidimos con un grupo de un centro de buceo saliendo del mar, quiénes nos contaron algunos detalles de su inmersión, y poco antes había visitado la zona otro grupo de una empresa diferente, y es que visto el estado de la mar en realidad había más bien pocas opciones de buceo.
La visibilidad en las zonas menos profundas no era la habitual, pero la temperatura ya sí que es de verano, permitiendo desprenderse del grueso equipo de invierno.
Cómo siempre puestas de nudis, flabelinas, en los huecos reconocimos el hogar de varios pulpos y su característico muro a la entrada. Pero me llamaron la atención unos nudibranquios muy chiquititos, que si he identificado correctamente (ya lo ví en otras ocasiones) es la especie Calmella Cavolini de la familia de las flabelinas y con muchos rasgos comunes.
Prácticamente de seguida, llegamos a la entrada de la cueva donde se apreciaba por la cantidad de polución en suspensión que habían pasado por ahí varios grupos, uno de los cuales nos contó haber visto dos langostas. No tuvimos más suerte que ellos, y sólo pudimos observar las antenas de una de ellas, ya que se escondía en un recobeco al igual que el gran congrio que allí reside. Éste desde la grieta parecía mirarnos, quizá sorprendido por las visitas en el día, en el interior cómo es habitual; crustáceos, las bonitas porcelanas en el lugar de siempre, estrellas de diversos tipos, ermitaños y algunos bonitos peces residentes de las zonas más oscuras como pueden ser los reyezuelos y algunas variedades de gobios.
De regreso un ondulada puesta de huevos con su caracteríticas forma de espiral colorido fue lo que más me llamó la atención.
La visibilidad en las zonas menos profundas no era la habitual, pero la temperatura ya sí que es de verano, permitiendo desprenderse del grueso equipo de invierno.
Cómo siempre puestas de nudis, flabelinas, en los huecos reconocimos el hogar de varios pulpos y su característico muro a la entrada. Pero me llamaron la atención unos nudibranquios muy chiquititos, que si he identificado correctamente (ya lo ví en otras ocasiones) es la especie Calmella Cavolini de la familia de las flabelinas y con muchos rasgos comunes.
Prácticamente de seguida, llegamos a la entrada de la cueva donde se apreciaba por la cantidad de polución en suspensión que habían pasado por ahí varios grupos, uno de los cuales nos contó haber visto dos langostas. No tuvimos más suerte que ellos, y sólo pudimos observar las antenas de una de ellas, ya que se escondía en un recobeco al igual que el gran congrio que allí reside. Éste desde la grieta parecía mirarnos, quizá sorprendido por las visitas en el día, en el interior cómo es habitual; crustáceos, las bonitas porcelanas en el lugar de siempre, estrellas de diversos tipos, ermitaños y algunos bonitos peces residentes de las zonas más oscuras como pueden ser los reyezuelos y algunas variedades de gobios.
De regreso un ondulada puesta de huevos con su caracteríticas forma de espiral colorido fue lo que más me llamó la atención.