lunes, 17 de noviembre de 2014

Crónica de un viaje al Mar Rojo

RedSea-4673Para muchos buceadores, sobre todo europeos, el Mar rojo de Egipto es el mejor destino de buceo por proximidad y calidad de las inmersiones.
Hace años ya estuve buceando desde la costa del Sinaí y lo recordaba de manera grata, era económico, hacía buena temperatura y las inmersiones fueron interesantes, por ello me hizo gran ilusión tener la oportunidad de repetir años después visitando zonas más al sur del país y alejadas de la costa.

Con salida desde Marsa Alam donde el operador local Aquarius tiene sus embarcaciones ibamos a visitar los arrecifes de Fury Shoal, y el famoso Elphistone (video tiburon) archiconocido como lugar de avistamiento del a veces peligroso Tiburón Oceánico (Longimanus) y en ciertas épocas del año un buen lugar para ver los Tiburones Martillo.
El viaje fué una pesadilla, algo habitual en los viajes desde Menorca que suponen largas esperas y trasbordos; pero una vez ahí todo se olvida y uno piensa sólo en bucear.

El crucero comenzó con una inmersión de control y otra nocturna en Abu Dabab, un lugar resguardado, poco profundo y en dónde todos los buzos deberían antes de finalizar su primer buceo demostrar su perícia con el globo de deco, superada la prueba arranca el verdadero buceo.

De vuelta al barco zarpamos hacia Elphistone tras comer; algo que haremos mucho en los próximos días y que para la decepción generalizada del grupo acabará siendo el principal atractivo del viaje pues el buceo estuvo bien, sólo bien mientras que la comida fué realmente buena, excelente.
Las expectativas eran altas, el grupo estaba deseoso de ver tiburones, nadar con delfines, ver grandes peces Napoleón, Mantas, tortugas, pero sobretodo el Longimanus.
Pero cómo suele suceder, siempre hay sorpresas inesperadas.

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La primera fue el estado de los arrecifes y la falta generalizada de vida, no vimos en toda la semana un gran banco de peces; en mi caso la sorpresa fue llevar en el grupo veteranos buceadores, varios instructores, un propietario de una tienda de buceo además de un veterinario y un apasionado biólogo.
Todo esto supuso que en ningún momento hubo aburrimiento, y que las conversaciones alrededor del tema buceo no fueron  los habituales y aburridos monólogos propagandísticos sobre viajes de buceo, etc...
 
Por consiguiente, durante los días del crucero aprendí muchas cosas interesantes sobre buceo, material, peces, comportamiento animal e incluso la vida de Darwin; vamos que dió para todo!
 
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