Organo y Campanario

El elenco de cavernas submarinas en la isla es grande y de entre ellas, algunas son más conocidas que otras y supongo que cada buzo por las razones que sean tendrá sus favoritas, personalmente me gustan todas, pero debo reconocer que buceando las menos visitadas es donde he visto mayor vida. En esta ocasión, exploramos la zona alta, y más bella del Órgano. Cómo siempre un placer admirar las formaciones calcáreas del interior y en particular ví muchísimos crustáceos, en esta ocasión no hallamos el congrio residente.

Pasamos a la siguiente caverna, hacía tiempo que no subía a la cámara de aire, y bien mereció la pena. En primer lugar porque subir rodeando esa columna de piedra con incrustaciones y recubierta de quisquillas que pululan escondiéndose de la luz mientras uno asciende es por lo menos curioso, además desde la cámara de aire hay un juego de luces espectacular: tan pronto estás flotando dentro de una cueva a oscuras mirando afilados pinchos de piedra sobre tu cabeza, cómo estas mirando semisumergido hacia la salida y se ve la fuerte luz entrando hasta las piedras bajo tus pies, simplemente hay que verlo!
Retomamos el camino hacia la salida de la caverna, explorado parte de la cueva; poliquetos, gusanos, anémonas, madrépora, anémonas, incrustaciones y todo tipo de precoralígeno recubren las paredes, techo y zonas umbrías de la caverna iluminándose al paso del haz de luz de nuestros focos. Apagando el foco, frente a nosotros la luz del exterior nos guía.
Regresando se aprecia como ya comenzó la temporada turística, hemos oído pasar tres barcas, alguna más rápido y cerca de la costa de lo que debiera.
Hemos visto mucha vida, varias chopas grandecillas, un par de jóvenes meros, varias morenas y un falso abadejo en un hueco de buen tamaño, además de la típica vida del mediterráneo pero ninguna medusa.
El último tramo lo paso buscando nudis en la zona más somera; los de siempre por no repetirme, pero cabe destacar una variedad que habita sobre las esponjas:

(Trapania Maculata)